...Y brotaron los versos

...Y brotaron los versos de mi boca,
cual primitiva gema en el camino,
acantilada, coralina y roca.

Laxitud penumbrosa y sensitiva
que espanta tanto llanto de mis ojos;
pira ardorosa de piel aditiva.

En mi todo y mi nada, la tristeza,
es tenerte cual sombra en mi reverso,
fugaz amor de silente belleza.

Eres la fortaleza descifrada,
paloma y gavilán en vuelo y verso;
guardado en las tibiezas de almohada.

Mar interno

Entraña de cauces infinitos.

Plenitud de verdes profundos.

¿Me sientes?

Trepada estoy en la espalda plateada

de tus tantas lunas sumergidas.

No hay versos para cantar otros instantes,

sin tí,

ni musgos azules en tus medusas capilares.

¿Me escuchas?

Dónde sea ajena tu risa hasta nunca.

Allí serás, dueño de los espejismos

de mis Atlántidas.

No pretendas asir mi marea,

ni acariciar lo imposible.

Al encabritar mis olas

en lucha férrea.

¿Dime:

Amas mi mar interno,

...cómo yo, tus odiseas ?

Tendida estoy
a tu merced

Y tus besos…
me señalan
los puntos específicos,
haciendo ríos
entre mis aguas
turbulentas.

Y tu boca…
es sumisa
al recorrer
a tientas mi relieve.

Navega hasta mis deltas
no sucumbas
sigue, en mi cauce...

Humedeces

Y
humedeces
el cuerpo
tan sólo de pensarte.

¿me pretendes alba
llena de rocío?

Y
lates
en la piel
cómo bing, bang
de sólo desearte.
¿cosidos
a la misma estrella?

Tú enervas los poros,
desde donde me goteas;
renuevas los tejidos
con salitre y agua.

Tú alimentas mi cuerpo,
con tu cuerpo
de sólo pensarte;
y penetras
las profundas entrañas.
Bebiéndo de mis rocas.
Duérmete sobre mis escarchas,
iza tu bandera en mis montañas.