Estás,
en las flores abiertas
que dejas en mi jarrón
al nacer el sol, cada mañana;
en cada gota de rocío, transpirada
en las nubes de algodón
y en el ineludible olor a tierra mojada,
¿Acaso no eres tú, esa nostalgia
serena que amanece olvidada en mis cabellos,
esa tristeza que huele a sándalo y a maduro ciprés,
cual rama colmada de lluvia?.
Estás retratado
en cada latido de mis latidos
y en el prisma de los cristales lejanos,
caleidoscópica figura que te paseas
mirando el vacío en mis ojos de infinito.
Te siento recorrer mis poros,
que siempre te esperan y a gritos te nombran;
con el alma asomada a la punta de los dedos,
aprendiendo cada línea de tu cuerpo,
seducido por el silencio de mi boca
en la sombra de tus inviernos.
Estarás por siempre,
en la nostalgia de los latidos
que viajan incrustados, cual olas que se mecen,
en las sensaciones revividas,dosis imprevista,
al respirarnos despacio:
En las mil horas de vuelos inventados,
en los corazones de tinta y parpados cerrados,
en los espejos de nuestros sentidos;
al amarnos entre las flores abiertas
que algún día despiertos soñamos.
en las flores abiertas
que dejas en mi jarrón
al nacer el sol, cada mañana;
en cada gota de rocío, transpirada
en las nubes de algodón
y en el ineludible olor a tierra mojada,
¿Acaso no eres tú, esa nostalgia
serena que amanece olvidada en mis cabellos,
esa tristeza que huele a sándalo y a maduro ciprés,
cual rama colmada de lluvia?.
Estás retratado
en cada latido de mis latidos
y en el prisma de los cristales lejanos,
caleidoscópica figura que te paseas
mirando el vacío en mis ojos de infinito.
Te siento recorrer mis poros,
que siempre te esperan y a gritos te nombran;
con el alma asomada a la punta de los dedos,
aprendiendo cada línea de tu cuerpo,
seducido por el silencio de mi boca
en la sombra de tus inviernos.
Estarás por siempre,
en la nostalgia de los latidos
que viajan incrustados, cual olas que se mecen,
en las sensaciones revividas,dosis imprevista,
al respirarnos despacio:
En las mil horas de vuelos inventados,
en los corazones de tinta y parpados cerrados,
en los espejos de nuestros sentidos;
al amarnos entre las flores abiertas
que algún día despiertos soñamos.
Marian